martes, 20 de septiembre de 2011




Úrsula sufría de claustrofobia desde que era una niña. Jamás subía a los ascensores, ni viajaba en metro y por las noches dejaba puertas y ventanas abiertas de su habitación. Nunca le gustaron los apartamentos ni los supermercados.
En su lecho de muerte, un día, despertó en un llanto de histeria a todo el personal clínico.
Cuando el médico a cargo le preguntó qué había ocasionado el grito ella simplemente fijo la mirada en el vacío y contestó.
- Me perdí en una hoja de Excel.

martes, 13 de septiembre de 2011

Impublicable Nº 2.

Cuando digo que está bien,
quiero decir en verdad,
que ya no hay más que hacerle,
que no importa, que ya pasó,
que no hay rencor, y que pronto,
caerás en mis olvidos,
quiero decir, además,
que ya fue,
y también,
que nada será como antes,
que ya no llamaré a tu casa,
ni llevaré remedios a tus dolencias,
que ya va,
quiero decir,
que cuides de ir solo por los caminos,
y de la oscuridad,
que algo puede pasarle a tu coche,
que no te preocupes por mi,
que yo estaré bien,
y que mires bien,
antes de cruzar las calles,
que prestes atención a lo que bebes,
y a las cartas de amor,
que lleguen a tu puerta,
quiero decir,
que todo estará bien,
dentro de un par de segundos,
cuatro,
tres,
dos,
uno...


Impublicable Nº 1


Cuando ya no queden
papeles que recoger,
Lunes para empezar,
libros que desempolvar,
cuando no haya revista que leer,
pisos que barrer,
gente para conversar,
fotografías que revelar,
cantos para entonar,
cuando ya no queden
vinos que descorchar,
prendas que echar al lavadero,
horizontes que apreciar,
banderas que izar,
rutas que recorrer
castillos en el aire que construír,
páginas en blanco para escribir,
música que escuchar,
cuando ya no queden perros que ladren
al amanecer,
cuando no queden lienzos para quemar,
años que vivir,
verbos para conjugar,
escaleras por subir,
sueños para soñar,
llamadas que contestar,
telas rotas que zurcir,
besos para besar,
prófugos que perseguir,
cuando se vayan las gaviotas,
y ya no quede luna para observar,
ni acordes para cantar,
ni bemoles que afinar,
ni pasodobles que bailar.

Cuando ya no queden...
ni penumbras para alumbrar,
ni males que remediar,
ni pecados que perdonar,
ni expresos en los andenes,
me pregunto,
si cuando todo se esfume,
y ya no queden,
lágrimas que llorar,
ni montañas que escalar,
silencio que romper,
me pregunto,
...
me pregunto, si cuando
se termine el invierno,
y florezcan los almendros,
y vuelvan las avenidas a llenarse de pájaros,
y se vayan a huelga las páginas de los calendarios,
me pregunto,
si acaso,
cuando los ríos a su cauce vuelvan,
seguirás o te habrás ido.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Y no pude distinguir entre ceguera y olvido,
ni aún cien años despues,
de encontrar tu carta entre mis cartas,
y tu voz en mi memoria,
perforada y reseca,
del viento y lluvia ... de ésta,
crónica del pasado,
absurdo y,
caído,
desmembrado,
en miles de pedazos,
y no pude nunca juntarlos...
nunca, juro,
que jamás nunca,
volví a saborear tu nombre...

Y no pude verte,
agitando el pañuelo del hasta nunca...
jamás
vi la última sonrisa,
que te pintaste,
ni entre ceja y ceja,
el ceñído de tus promesas
pasajeras,
ambulantes,
sin dejar en cada puerto, un amante...

No pude sostener,
en mis manos,
la ilusión de tus regalos,
nunca,
jamás nunca,
recibí las letras doradas,
ni la llave,
ni los fantasmas de tu regreso,
juro,
que jamás nunca,
volví a pensar en eso.

Gramática.

Guardo, las cartas anticipadas,
y el café, las tintas de los lápices,
por si encuentro alguna libreta
guardo miles de cosas,
y soy tacaña,
no hago derroches,
guardo las mayúsculas,
y no pongo más de un acento,
en una frase,
evito las comas,
y me encantan los puntos finales.