lunes, 20 de agosto de 2012



Qué se puede hacer
con éste rojo amanecer...
volverlo tal vez al mar,
quedarse con él en algún bolsillo,
o, en fin,
observarlo y disminuírse,
ensimismarse,

perderse entre el abrir y el cerrar
de los ojos,
o liberar éstos versos
en un bote vacío...
Qué se puede hacer
con éste rojo amanecer...
se preguntan los estibadores
camino al puerto,
con esa autoritaria
razón con que nace el día,
y parte sin piedad la mañana,
vivirlo tal vez,
creerlo quizá...
Qué se puede hacer con ésta
roja odisea... Piensan los habitantes de
la madrugada,
regalarle flores,
quitarse el sombrero,
y de buena costumbre,
callarse la boca,
reverente mañana,

no sé si de luz o de sombra,
menos mal que te llevamos
dentro y a todas partes...
Qué se puede hacer
con esa roja explosión florida,
que tiñe las pisadas
de hielo e historias
Qué se puede hacer,
sino caer en sus brazos
dicen las malas lenguas,
Qué se puede hacer,
con éste pentagrama de oro...
si no lanzar los suspiros al estrecho,

y escuchar cómo sobrevive
el oleaje en fa menor.

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